domingo, 1 de julio de 2012

Me acordé en la noche



Me acordé en la noche
de Tu nombre, Jehová,
y guardé tu Ley
Salmo 119: 55


Me acordé en la noche de Tu nombre. Bendita sea la memoria que guarda y atesora la Ley de Dios, como semillas que aun en el desierto, en cualquier grieta del alma, florecen y se elevan al cielo. Este verso me hace evocar algún episodio de mi propia vida, de aquellos días en que estuve "en la noche" del alma; lejos de la casa paterna, en una ciudad desconocida; en esa densa oscuridad todavía podía "escuchar" alguno de aquellos salmos que poblaron mi infancia.


La ley moral, la Ley de Dios es una luz encendida que jamás se apaga. Tiene vida propia porque el Espíritu de Dios reposa sobre ella. Esa luz es la que nos guía por el camino correcto, brindando esperanza y consuelo en tiempo de aflicción; coronando de gozo la alegría de poder descansar, en las promesas de nuestro eterno Dios. 


Pintura: Hanno Karlhuber

2 comentarios:

Rosa dijo...

Gracias Clarissa, es verdad nuestra noche oscura del alma sólo se vuelve luminosa con su ayuda, siempre camina a nuestro lado, es realmente esperanzador tenerlo en cuenta.
Un beso amiga. ¡¡¡Buen domingo!!!

Clarissa Rodriguez dijo...

Rosita, buen domingo para ti también.

Muchas gracias por compartir esta reflexión, que es finalmente una experiencia de vida.

Un beso, querida amiga

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