Inclina mi corazón
a tus testimonios
y no a la avaricia.
Salmo 119: 36
Inclina mi corazón a tus testimonios. Aquí nos encontramos con una solicitud honesta, donde se reconoce que nuestra inclinación natural es ajena a buscar la Ley de Dios. Nuestra inclinación natural es a conjugar permanentemente los verbos ser y tener: "yo soy" o "yo tengo".
Esta es una invitación a poner en primer lugar los asuntos de nuestro Señor; inclinando el corazón, es decir con reverencia y con amor, para encontrar los tesoros que enriquecerán nuestra comunión con Él. Pero sólo con la ayuda de Dios lo podremos logar.
¡Oh Señor, inclina mi corazón a tus testimonios!
Pintura y detalle de "Absorta en sus pensamientos"
Friedrich Von Amerling
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