No quites de mi boca en ningún
tiempo la Palabra de Verdad,
porque en tus juicios espero
Salmo 119: 43
No quites de mi boca en ningún tiempo la Palabra de Verdad. La Palabra de Verdad es la Palabra de Dios. Una voz viva y eficaz que rompe todas las barreras del alma, limpiando nuestras sendas y nutriendo nuestro espíritu.
Este ruego del salmista se entiende desde la perspectiva de quien tiene en la Palabra de Dios, su mayor tesoro, su refugio, alimento, consuelo, espejo, guía y lumbrera.
El Señor Jesucristo, al finalizar el maravilloso Sermón del Monte (Evangelio según San Mateo) comparó al que oye y obedece sus palabras con el hombre prudente que edifica su casa sobre la roca.
A diferencia de cualquier voz humana, la Palabra de Verdad ha permanecido inalterable y firme. Los tiempos, las estaciones, nuestras circunstancias, todo puede cambiar, por eso decimos:
-Oh Dios, "No quites de mi boca en ningún tiempo la Palabra de Verdad".
En ella queremos fundamentar nuestra casa y nuestra vida.
Este ruego del salmista se entiende desde la perspectiva de quien tiene en la Palabra de Dios, su mayor tesoro, su refugio, alimento, consuelo, espejo, guía y lumbrera.
El Señor Jesucristo, al finalizar el maravilloso Sermón del Monte (Evangelio según San Mateo) comparó al que oye y obedece sus palabras con el hombre prudente que edifica su casa sobre la roca.
A diferencia de cualquier voz humana, la Palabra de Verdad ha permanecido inalterable y firme. Los tiempos, las estaciones, nuestras circunstancias, todo puede cambiar, por eso decimos:
-Oh Dios, "No quites de mi boca en ningún tiempo la Palabra de Verdad".
En ella queremos fundamentar nuestra casa y nuestra vida.
Pintura: Daryl Lex Price
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