viernes, 20 de julio de 2012

Esperanza cierta




En Ti confiaron nuestros padres;
confiaron, y Tú los libraste;
a Ti clamaron, y Tú los salvaste;
se apoyaron en Ti, y no los defraudaste
Salmo 22: 5

En Ti confiaron nuestros padres; confiaron, y Tu los libraste. Esta es una maravillosa afirmación que aun en nuestros días se cumple; porque nadie que haya depositado su esperanza, su confianza y su fe en Dios ha sido defraudado.


Por otra parte, leyendo este verso no puedo dejar de dar gracias a Dios por mis padres que desde nuestra más tierna infancia nos enseñaron, con su ejemplo, a confiar en el Amor de Dios, ejerciendo la fe aun en momentos de grandes dificultades y dolores.  Tal como lo dice el salmista: confiaron, confiaron y confiaron; nunca dejaron de confiar porque era su modo de vida.


El testimonio de fe de nuestros  padres, o de los padres de la familia de la fe, nos ayuda a seguir confiando en nuestro Dios que nos libra, nos salva y jamás nos defraudará.


"Believe"
Nancy Kremiller

3 comentarios:

Rosa dijo...

Clarissa, se nota en tus comentarios, que sientes profundamente cada salmo, es una delicia leerte.
Es cierto, debemos agradecer siempre a nuestros padres que,a pesar de las dificultades, mantengan la esperanza en Dios,es una suerte inmensa contar con su ejemplo.
Él nunca nos abandona, siempre camina a nuestro lado, no existe Amor más grande.
La imagen, como siempre, es preciosa.
Gracias, amiga, por tu compañía.

Gladys Lavanderos dijo...

Siii.... Y que ejemplo nos dejaron!..... Asi tambien confiamos nosotros - sus hijos

Clarissa Rodriguez dijo...

Rosita, muchas gracias por tus amables palabras.
La selección del Salmo, así como la reflexión o comentario que lo acompaña, surge en forma espontánea, sin más intención que la búsqueda espiritual honesta y la oración de cada día.
Por otra parte, tengo la convicción de que, cuando alguien lo lee, es el Espíritu de Dios quien completa lo que falta, trayendo las resonancias adecuadas.
Pero tienes razón, cada Salmo me llena de emociones, me lo apropio y busco en la voz del salmista aprender a comunicarme con el mismo Dios eterno, abandonando cualquier pre-juicio, valoración o intento de huida ante el auto-exámen que esto muchas veces (la gran mayoría) conlleva. Porque creo absolutamente en la bondad de Dios, que cuando extendemos nuestras manos buscándolo, nos encontramos con “Su diestra extendida”.

Mi querida amiga, muchas gracias por tu amistad. Tus comentarios me dicen que estás allí y que de algún modo compartimos el mismo "pan".

Un gran abrazo

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