sábado, 14 de julio de 2012

Ni arco, ni espada




Porque no confiaré en mi arco
ni mi espada me salvará,
pues Tú nos has guardado
de nuestros enemigos,
has avergonzado
a los que nos aborrecían.
Salmo 44: 6, 7

Porque no confiaré en mi arco ni mi espada me salvará. Confiar en nuestros propios medios y las destrezas personales es parte del auto concepto que hemos construido a lo largo de nuestra vida. Muchas de esas destrezas y habilidades son dádivas divinas, regalos de amor que Dios nos ha dado para desarrollarnos como seres humanos, servir a otros y lograr un sentido de valía.
Sin embargo ¿cómo podríamos ignorar nuestras debilidades o nuestras limitaciones?

En el libro del Profeta Jeremías encontramos una expresión muy fuerte: "maldito aquel que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana, mientras su corazón se aparta de Jehová" (cf. Jeremías 17: 5)


Cuando ponemos en las manos de nuestro Señor "el arco y la espada"  podemos derrotar a nuestros enemigos. Porque es Su poder y Su sabiduría eterna la que nos coloca en lugar seguro, con la dignidad de hijos de Dios y nos da la gloriosa victoria.


Oh Dios, gracias porque día a día nos das
tu protección y amoroso cuidado.

Pintura: Nicholas Roerich

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