Yo habitaré en Tu Tabernáculo
para siempre.
Estaré seguro bajo la cubierta
de Tus alas.
Salmo 61: 4
En ningún otro lugar se podría estar tan a gusto, tan seguro y protegido como bajo la cubierta de Sus alas.
El más íntimo y completo bien-estar se experimenta cuando nuestra residencia está situada en Dios. Él es quien nos acoge, protege, consuela, anima, bendice y nos prepara para sintonizar nuestra alma con nuestra familia, los amigos, nuestro entorno y también con la naturaleza. Un lenguaje que fluye desde el cielo llenándonos de gozo y vuelve al cielo en alabanza, con la alegría de sentirse a salvo, completamente seguros y en el más rotundo bien-estar. Lo mejor de todo es que nuestra residencia en Dios no es sólo un momento; es para siempre, si, para este tiempo y para siempre, por los siglos de los siglos.
El más íntimo y completo bien-estar se experimenta cuando nuestra residencia está situada en Dios. Él es quien nos acoge, protege, consuela, anima, bendice y nos prepara para sintonizar nuestra alma con nuestra familia, los amigos, nuestro entorno y también con la naturaleza. Un lenguaje que fluye desde el cielo llenándonos de gozo y vuelve al cielo en alabanza, con la alegría de sentirse a salvo, completamente seguros y en el más rotundo bien-estar. Lo mejor de todo es que nuestra residencia en Dios no es sólo un momento; es para siempre, si, para este tiempo y para siempre, por los siglos de los siglos.
Pintura: Robert Papp
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