domingo, 29 de julio de 2012

Bienaventurados




¡Bienaventurados
todos los que en Él confían!
Salmo 2: 12b


Bienaventuranza es un estado de felicidad, entonces podríamos decir: "¡Felices todos los que en él confían!


De este verso tan hermoso sólo quiero destacar dos cosas. La primera es que la bienaventuranza es para todos, sin distinción de personas, el único requisito es apropiarse de esta afirmación: confiar en Él, confiar en Dios.
Lo segundo es que esta bienaventuranza es más que aquella felicidad efímera, mezquina y humana. El salmista nos habla de la bienaventuranza que proviene de Dios, una felicidad que  permanece en el alma, porque está en la base de nuestra espiritualidad. Algunas personas llaman a esto el gozo del Señor.


Somos bienaventurados porque confiamos en Él de una manera total, descansamos en los propósitos divinos, y la sabiduría eterna de Dios. Nuestra felicidad no depende de lo que podamos lograr, o de lo que podamos llegar a tener. No está allá afuera, en algún lugar o en alguna circunstancia. Nuestra felicidad es una dádiva amorosa de nuestro Padre Dios. 


El Apóstol San Pablo, en su carta a los Romanos dice: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien".


Imagen tomada de la web

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