Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová
me sustentaba.
me sustentaba.
Salmo 3:5
Me acosté y dormí y desperté. Una pequeña gran historia, en tres actos. Un corazón sensible y sencillo al amoroso cuidado de Dios; alguien que no cuestiona, que se entrega al santo descanso.
Jehová me sustentaba. Tomar conciencia del cuidado de Dios en todo momento, es una emoción maravillosa. Es entender que Dios es alguien cuya naturaleza es muy distinta a la naturaleza humana. Su esencia está por sobre toda condición finita y perecible. El sustento que Dios da es lo que permite al hombre, que en Él confía, vencer la ansiedad, aquietar el alma al arrullo de Su amor y finalmente dormir. Entonces, es el sueño un verdadero regalo de amor.
Esta fe es la que nos hace despertar a nuevo horizonte de vida, donde es Dios quien conduce y sustenta.
Señor, ¡sustenta hoy mi vida!
Imagen
Cama Multiplicada
Nemesio Antúnez
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