Aclamad a Dios con alegría,
toda la tierra.
Cantad la gloria de su nombre;
dadle la gloria con alabanza
Salmo 66:1,2
El escritor C. S. Lewis contaba que durante la etapa de su vida, en la que comenzaba a creer en Dios, una gran piedra de tropiezo para él era la amplia presencia de exhortaciones a alabar a Dios diseminadas por los Salmos. Lewis comparaba a Dios con alguien que suplica adoración “como una mujer engreída que busca cumplidos continuamente”
“nunca me había fijado en que el gozo siempre lleva en forma espontánea a la alabanza... El mundo siempre se rodea de alabanza: los enamorados se alaban, los lectores alaban a su escritor favorito, los senderistas alaban los campos, los jugadores alaban a su equipo preferido…
Creo que nos encanta alabar lo que disfrutamos porque la alabanza no sólo expresa sino que completa el gozo: es su consumación"
(tomado de SED DE DIOS, John Piper)
Hoy el Salmista invita: Aclamad a Dios con alegría.
Hoy el Salmista invita: Aclamad a Dios con alegría.
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