Gustad y ved que es bueno
Jehová.
¡Bienaventurado el hombre
Que confía en el!
Salmo 34:8
Es emocionante pensar que cada vez que oramos un Salmo estamos haciendo lo mismo que hizo, alguna vez, Jesús cuando vivió en la tierra. Hoy los Salmos son orados por judíos y cristianos alrededor del mundo, porque son las palabras que Dios inspiró para ser usadas en nuestros encuentros con Él mismo.
Repetir un Salmo, una y otra vez, es comenzar a saborear su riqueza espiritual. Es permitir que las palabras se conviertan en sentimientos y los sentimientos en certeza y la certeza en fe. Esa fe es la que nos hace bienaventurados
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