Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
Salmo 40:1,2,3
La oración tiene más fuerzas si pensamos que en el pasado tantas personas han confiado en Dios; también Jesús lo hizo. Nosotros hoy podemos confiar plenamente en su sabiduría que es eterna, en su amor que es inagotable y en su misericordia que es infinita. Esperar pacientemente, aún cuando la paciencia no es usual en nuestros días.
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