martes, 10 de mayo de 2011

Mi Pastor



Jehová es mi pastor; nada me faltará. 
En lugares de delicados pastos me hará descansar; 
Junto a aguas de reposo me pastoreará. 
Confortará mi alma; 
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 
Aunque ande en valle de sombra de muerte, 
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; 
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 
Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores; 
Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando. 
 Ciertamente el bien y la misericordia
me seguirán todos los días de mi vida, 
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Salmo 23



Este Salmo, quizás por ser tan conocido, parece haber ido perdiendo algo de su profundidad espiritual para quedarse en una escena bucólica, como una añoranza de los espacios abiertos en el campo.

Creo que la grandeza de este Salmo es la exaltación del pastor,
el Buen Pastor.
No importa la dureza, la soledad y la rudeza, la escasez y el peligro de la estepa, ni siquiera aunque ande en valle de sombra de muerte. Hay alguien que está velando, que conoce el terreno, consigue la mejor provisión de pastos y su sola presencia infunde seguridad y confianza: es el pastor, Mi Pastor.

Otro detalle importante: el pastor guía y apacienta el rebaño pero también es el anfitrión. Es quien espera al final del camino con el banquete preparado y la copa rebosando. Esa abundancia de bienes que sólo en la casa de Jehová puede ser hallada.



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