Porque nuestra alma está
agobiada hasta el polvo,
y nuestro cuerpo está postrado
hasta la tierra.
Salmo 44: 25
"Cercano está Jehová a todos los que le invocan"
Salmo 145: 25
Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo. El sufrimiento del alma en muchísimas ocasiones nos lleva al quebrantamiento, el dolor físico y la enfermedad. Está comprobado que las grandes tristezas y penas, tienen un efecto adverso en nuestro sistema inmunológico; en estas circunstancias las barreras o defensas de nuestro organismo se ven deprimidas.
Conozco ese punto en que parece que estamos frente a un muro, en abandono y soledad; sin embargo, tengo la certeza de que Dios también está presente allí, en el dolor y el sufrimiento. Me cuesta expresar esta idea, tal vez porque está mas allá de lo racional y mi afirmación tiene relación con una experiencia de vida más que con una explicación teológica.
Me hizo débil, para que aprendiera a obedecer humildemente.
Pedí salud, para hacer grandes cosas;
Recibí enfermedad, para que hiciera cosas mejores.
Pedí riquezas, para alcanzar la felicidad.
Me fue dada la pobreza para que tuviera sabiduría.
Pedí poder cuando era joven, para ganarme el halago de los hombres.
Recibí debilidad, para sentir la necesidad de Dios.
Pedí muchísimas cosas, para con ellas disfrutar de la vida.
Se me dio vida, para con ella disfrutar todas las cosas.
No tuve nada de lo que pedí, pero recibí todo lo que había ansiado.
Casi a pesar de mi mismo, mis plegarias silenciosas fueron respondidas.
Soy, entre todas, la persona más ricamente bendecida.
(Anónimo)
Conozco ese punto en que parece que estamos frente a un muro, en abandono y soledad; sin embargo, tengo la certeza de que Dios también está presente allí, en el dolor y el sufrimiento. Me cuesta expresar esta idea, tal vez porque está mas allá de lo racional y mi afirmación tiene relación con una experiencia de vida más que con una explicación teológica.
Una Plegaria silenciosa:
Pedí a Dios fortaleza para obtener logros.Me hizo débil, para que aprendiera a obedecer humildemente.
Pedí salud, para hacer grandes cosas;
Recibí enfermedad, para que hiciera cosas mejores.
Pedí riquezas, para alcanzar la felicidad.
Me fue dada la pobreza para que tuviera sabiduría.
Pedí poder cuando era joven, para ganarme el halago de los hombres.
Recibí debilidad, para sentir la necesidad de Dios.
Pedí muchísimas cosas, para con ellas disfrutar de la vida.
Se me dio vida, para con ella disfrutar todas las cosas.
No tuve nada de lo que pedí, pero recibí todo lo que había ansiado.
Casi a pesar de mi mismo, mis plegarias silenciosas fueron respondidas.
Soy, entre todas, la persona más ricamente bendecida.
(Anónimo)
"Cercano está Jehová a todos los que le invocan"
Salmo 145: 25
pintura: Will Barnet
2 comentarios:
Interesante! Reconfortante!!! A veces me he sentido con un sentido de culpabilidad por sentirme que ya no quiero vivir. Por sentir que seria mejor ir a mi morada celestial y no lidiar mas con tanto dolor, ni problemas, porque el cansancio es muy grande.... Pero aun alli esta Dios. El me entiende. El sabe cuando nuestra alma esta agobiada y nuestro cuerpo apaliado. Alli esta El para sostenernos y alentarnos. Gloria a Dios!!
Mi querida Glad-is.
Yo creo que todos alguna vez nos hemos sentido devastados, agobiados y con ganas de "tirar la toalla". Hasta el salmista, un hombre piadoso, hace su reclamo ante Dios. La Biblia está llena de seres como nosotros, con altos y bajos y de ellos aprendemos de la misericordia de Dios.
En nuestra aflicciones, es el inmenso amor de Dios que nos sostiene. Cuando elevamos una plegaria, Él de inmediato nos devuelve su paz y nuestra alma se llena de esperanza.
Gracias por tu comentario. Compartir nuestras emociones es lo mejor que puede ocurrirnos.
Un gran abrazo
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