viernes, 22 de junio de 2012

Mi Esperanza



Clamé a Ti, Jehová;
dije: -¡Tú eres mi esperanza
y mi porción en la tierra
de los vivientes!
Salmo 142: 5

Tú eres mi esperanza. Esta declaración del salmista es la determinación de una persona que tal vez, ya ha probado muchos métodos para resolver sus problemas. Ahora, baja los brazos, deja de "pelear" y sólo espera en la misericordia y la bondad de Dios. 


Existe en nuestros días una forma de violencia, que pocas veces reconocemos; es el activismo y el exceso de trabajo. Todos, de algún modo nos vemos arrastrados por demandas, preocupaciones, compromisos y proyectos. Este tipo de violencia se ejerce contra el alma; hace que nos sintamos agotados, abatidos, desesperanzados.


Cuando "bajamos los brazos" y damos lugar a que la gracia de Dios obre a nuestro favor, una profunda paz nos inunda y finalmente podemos encontrar reposo. En ocasiones un poco de silencio nos permite recuperar el ritmo de la sabiduría natural, del mismo modo como todo lo creado por Dios tiene su ritmo y sus leyes. Respetando los ritmos que Dios ha establecido para la vida podemos encontrar el camino del reposo profundo en esa Esperanza de la que nos habla el salmista hoy.

Jesús, (Evangelio según San Mateo) para enseñarnos la humildad de esperar en Dios, dijo: "miren las aves... no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros... vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?" 

Pintura: Susan Bourdet

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