Alabadle sol y luna;
alabadlo, todas vosotras,
lucientes estrellas
Salmo 148: 3
Contemplar la inmensidad del universo sobrecoge y el misterio de su belleza es en si mismo una alabanza a Dios. Sin lugar a dudas la naturaleza no necesita que alguien le recuerde quién es su creador, de dónde procede su belleza y su esplendor, o le ordene su ritmo estacional; especialmente los grandes astros que día a día marcan nuestra existencia tan finita.
Nosotros necesitamos unirnos a ese canto glorioso que a través de los siglos no ha cesado.
Te alabo Señor.
¡Gracias por un nuevo día!
Nosotros necesitamos unirnos a ese canto glorioso que a través de los siglos no ha cesado.
Te alabo Señor.
¡Gracias por un nuevo día!
Crepúsculo luna, Canada
Fotografía de Norbert Rosing
Fotografía de Norbert Rosing
National Geographic
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