Señor, Dios mio, a ti clamé y me curaste
Señor me libraste de ir al reino de los muertos,
me devolviste la vida cuando agonizaba.
Salmo 30: 3,4
Muchas veces pensamos que tenemos la vida en nuestras manos. Vamos planificando nuestra vida como si contáramos con todo el tiempo del mundo. Luego, algún repentino contratiempo, nos coloca como frente a un edificio derrumbado. Nos invade la aflicción y en ocasiones quedamos paralizados por la frustración.
Dios nos ofrece libertad y esto no significa perfección. El amor de Dios nos levanta, nos muestra el misterio de la resurrección y nos capacita para re-vivir, volver a vivir en sanidad; liberándonos de ansiedades, poniendo en orden nuestras prioridades y nuestros valores frente a la vida.
Este Salmo temina con el conocido verso: "cambiaste mi lamento en baile y me vestiste de alegría"; que así sea , el día de Hoy
Ilustracción
Break Free
Ankel Dika
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