En la Ley de Jehová está su delicia
y en su Ley medita
de día y de noche
Salmo 1:2
Este Salmo ha sido considerado una especie de prólogo del Salterio. Comienza hablando del hombre justo, pero lo describe mencionando lo que no hace. Eso me lleva a pensar que la ley de Dios es como un semáforo, unos marcadores o la señalética del camino. Respetando estos signos el caminante llegará sano y salvo al hogar.
Medita de día y de noche. Es un hecho que la meditación tiene ese componente maravilloso que hace que las palabras sigan resonando en nuestro interior, ampliando nuestra mirada, llegando a los rincones más escondidos del alma. Es como una piedra que cae sobre un espejo de agua y sus ondas siguen fluyendo y agrandándose sobre toda la superficie.
Afortunadamente para nosotros tenemos a Jesús. Sabemos que Él es el Camino. El mismo cumplió los mandamientos y los llevó a una nueva dimensión. Ya no se cumple la Ley por temor al castigo; ahora es el amor y la devoción a Dios lo que nos lleva a desear caminar en rectitud, buscando de esta manera adorar y reconocer a Dios en nuestras acciones cotidianas.
Imagen
Meditando
Eliseu Visconti
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