martes, 14 de agosto de 2012

Sembrar



Los que sembraron con lágrimas,
con regocijo segarán.
Salmo 126: 5

La figura de un agricultor, y en particular del sembrador, en las Sagradas Escrituras está asociada principalmente a quien esparce la semilla del Evangelio. Alguien que se apropia de una misión que cumplirá aun con dudas, temores, soledad y conflictos, con la esperanza siempre puesta en la abundante cosecha que Dios dará.

La figura del sembrador alcanza otros terrenos, aun en la vida cotidiana y las relaciones interpersonales. Poner semillas de amor en los conflictos, sembrar fe y esperanza cuando hay desaliento, o alegría y buen humor en el largo invierno del alma, puede significar unir nuestras lágrimas a las semillas. Pero tenemos la promesa de una cosecha gloriosa:  con regocijo segarán.

El llanto no puede impedir que el sembrador complete su tarea. Porque aun el sufrimiento del invierno, Dios lo transforma en el bien del alma con una bendita primavera y un copioso verano y cosecha.

Pintura: Vincent Van Gogh


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