miércoles, 29 de agosto de 2012

Los mandamientos




Tú encargaste
que tus mandamientos
sean guardados con esmero.
¡Ojalá fueran estables mis caminos
para guardar tus estatutos!
Salmo 119: 4, 5

Perseverar diligentemente en guardar los mandamientos, es lo que Dios espera de sus hijos. No por temor al castigo, sino como una consecuencia de nuestro amor por Él. Obedecer a Dios siempre es el mejor camino y, el más seguro; lo cual no significa que sea fácil. Pero tenemos la fuerza y la sabiduría del Espíritu de Dios, que nos asiste.

Un detalle importante que nos muestra el salmista: Nuestra naturaleza inconstante no anula la responsabilidad que tenemos ante Dios, de guardar su Ley divina. San Agustín dice: "Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja".

¡Oh Señor, ayúdame a perseverar con esmero en tus mandamientos!


Pintura: Ada Thilen

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