Tú encargaste
que tus mandamientos
sean guardados con esmero.
¡Ojalá fueran estables mis caminos
para guardar tus estatutos!
Salmo 119: 4, 5
Perseverar diligentemente en guardar los mandamientos, es lo que Dios espera de sus hijos. No por temor al castigo, sino como una consecuencia de nuestro amor por Él. Obedecer a Dios siempre es el mejor camino y, el más seguro; lo cual no significa que sea fácil. Pero tenemos la fuerza y la sabiduría del Espíritu de Dios, que nos asiste.
Un detalle importante que nos muestra el salmista: Nuestra naturaleza inconstante no anula la responsabilidad que tenemos ante Dios, de guardar su Ley divina. San Agustín dice: "Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja".
¡Oh Señor, ayúdame a perseverar con esmero en tus mandamientos!
Perseverar diligentemente en guardar los mandamientos, es lo que Dios espera de sus hijos. No por temor al castigo, sino como una consecuencia de nuestro amor por Él. Obedecer a Dios siempre es el mejor camino y, el más seguro; lo cual no significa que sea fácil. Pero tenemos la fuerza y la sabiduría del Espíritu de Dios, que nos asiste.
Un detalle importante que nos muestra el salmista: Nuestra naturaleza inconstante no anula la responsabilidad que tenemos ante Dios, de guardar su Ley divina. San Agustín dice: "Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja".
¡Oh Señor, ayúdame a perseverar con esmero en tus mandamientos!
Pintura: Ada Thilen
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