domingo, 22 de septiembre de 2013

Palabras nuevas




Cantad al Señor un cántico nuevo;
Cantad al Señor toda la tierra
Salmo 96: 1


¿Cómo sería un cántico nuevo, hoy?
¿Dónde están las palabras pulcras, limpias, con significado y valor?
En Chile existe más de un modismo que refleja como las palabras se van "gastando" por el mal uso, o el uso mentiroso, que en realidad es abuso de lenguaje. En algunos círculos, por ejemplo, si algo es bueno se dice "es bueno, pero bueno bueno", si algo es rico se dice "es rico, pero rico rico", etc.

Cada vez que me enfrento al desafío de escribir una nueva reflexión de Un Salmo para el Camino, vienen a mi mente las palabras de este salmo. De muchas maneras representan un desafío, una escuela, una disciplina, una alegría, un tormento y también una súplica. 
¡Cómo me gustaría tener palabras nuevas, inéditas,
para adorar a Dios!

Si nuestra capacidad para expresarnos fuese limitada, si no tuviésemos  destreza alguna con las manos,  ni contásemos con la sonoridad de las palabras, ni con la riqueza de nuestro idioma; si sólo tuviésemos un canal escuálido, que nos demandara mucha laboriosidad, y cuya mecánica entorpeciera el fluir de nuestro vertiginoso pensamiento; si tuviésemos que elegir cuidadosamente cada letra para componer la palabra justa, sin adornos, ni metáforas inapropiadas, sin redundancias, sin segundas lecturas, sin estridencias ni "letra chica", quizás entonces, quedaría lo elemental y verdadero.
Como dice el Apóstol Santiago: nuestro "si" sería Si y nuestro "no" seria No

Necesitamos palabras nuevas, para componer este cántico nuevo. Palabras verdaderas, ingenuas, inocentes, frescas. ¿Cómo  arrancarlas del alma prisionera de un cuerpo que responde con torpeza ante la santidad de Dios? 
Palabras puras que broten a pesar de nuestras ataduras pecaminosas, nuestros errores, mezquindades, y el soberbio super ego del yo.
Sólo el Espíritu de Dios nos puede asistir para hallarlas. Un canto nuevo, con palabras humildes, llenas de esperanza y gratitud. Son  palabras de silencio, como las de la joven María; o palabras de fuerza, pasión y voluntad como las de Pablo; o quizás palabras desde la mudez de Zacarías. Queremos palabras como las de David "... conforme al corazón de Dios"

  Gabriela Mistral, escribió un "Ruego", en prosa poética, que tiene que ver con las palabras. Ella pide:
"Hazme capaz de expresar la belleza que Tú me has puesto dentro. Dame el hacer una obra refinada y sencilla, espléndida y dulce, fascinante y querida de los hombres. Dame el parlar sencillo y suave y atrayente. Dame la fuerza y la dulzura, la soledad y la energía"

Oh Señor, danos palabras verdaderas
con "olor a nuevo"
para que lleque a Ti
nuestra alabanza y adoración.

¡Señor, sólo Tú tienes palabras vivas!

Pintura: Max Gasparini

2 comentarios:

Rosa dijo...

Qué preciosa reflexión, Clarissa.

Gracias, amiga.

Clarissa Rodriguez dijo...

Gracias Rosita, por tu visita.
Es una gran alegría saber que compartes esta reflexión.

Un abrazo querida amiga

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