sábado, 28 de diciembre de 2013

En perspectiva histórica



Miren, el Señor omnipotente llega con poder,
y con su brazo gobierna.
su galardón lo acompaña;
su recompensa lo precede.
Como un pastor que cuida su rebaño,
recoge a los corderos en sus brazos;
los lleva junto a su pecho,
y guía con cuidado a las recién paridas,
Libro de Isaías 40: 10, 11


En un olvidado establo de Belén comenzó lo que ha llegado a ser la más asombrosa historia de todos los tiempos. Los recursos que Dios usó, las vidas involucradas y las repercusiones universales que este evento tuvo no pueden dejarnos indiferentes. Cada escena narrada en los Evangelios, cada persona que se encontró con el santo Niño nos conduce directamente al misterio del Amor de Dios, confrontándonos con las Sagradas Escrituras y nos conmueve  el misterio de la eternidad y sabiduría de Dios, nuestro Padre Dios.
Cuando el santo Amor de Dios tomó forma humana, extendió sus manos para bendecirnos de una manera única, acercándonos el cielo, tendiendo un puente hacia la eternidad gloriosa con Dios.

Desde la perspectiva que nos presenta el profeta Isaías, cantemos nuevamente el más conocido Salmo de David, el dulce cantor de Israel. Al cantar estas líneas lo hacemos con humildad, dejándonos pastorear por el Pastor Eterno, el Príncipe de los Pastores.

El Señor es mi pastor
nada me falta
Salmo 23:1

Pintura: Margaret Tarrant

2 comentarios:

Princesa Nadie dijo...

Mil gracias
Un Beso con todo mi cariño

Clarissa Rodriguez dijo...

Gracias Pincesa por ese cariño

Un gran gran abrazo

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