jueves, 24 de enero de 2013

En la huida




Si tomara las alas del alba
y habitara en el extremo del mar,
aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.
Salmo 139: 9, 10


La presencia de Dios lo llena todo; ante Él estamos tal cual como somos, porque Él todo lo ve. Este es el misterio de su Omnipresencia. Cuando el salmista habla del alba y el extremo del mar, está refiriéndose a los dos extremos de la creación, el del oriente y el del occidente (el Mar Mediterráneo).

No se puede huir de la presencia del Señor, dondequiera que vayamos, podemos estar seguros que Él nos guiará, mirándonos con compasión, dándonos su protección, durante toda nuestra vida. 

La mirada de Dios no es el ojo acusador que está esperando para ver cuando caemos y darnos un castigo. La mirada de Dios es nuestra seguridad, es el consuelo, es el refugio y la esperanza. 
Por eso el salmista toma la determinación de vivir 
sinceramente delante de Dios.

¡Oh Señor, gracias por su santa presencia
ayúdanos a ser más conscientes de ella
para vivir en rectitud!

El salmo 139 es uno de mis favoritos
Te invito a leerlo completo en tu Biblia


Fotografía: Cabo Frehel, Bretaña,  después de la tormenta
Stefan Hefele


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