"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo
...
¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
¡Salvación mía y Dios mío!"
Jesús parece contestar esta inquietud, cuando en el Evangelio según San Juan, Él declara:
"Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura,
de su interior correrán ríos de agua viva"
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