viernes, 29 de marzo de 2013

Un encuentro bajo la cruz



En Dios solamente
descansa mi alma;
de Él viene mi salvación
Salmo 62: 1


Cuando llevaban a Jesús hacia su crucifixión, en el camino, Jesús tiene signos de fatiga. Su cuerpo extenuado de dolores, atormentado por la corona de espinas, casi deshidratado, herido y sangrante, cae bajo el peso de la cruz. El Evangelio de San Mateo dice: "hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a que llevara la cruz" y así Simón se encuentra de frente con el dolor y con los maderos del tormento. 
Podemos suponer que mientras caminaban hacia el monte Calvario, Simón, tuvo tiempo de averiguar quien era el hombre que sería crucificado. Tal vez pudo leer la inscripción que anunciaba el delito: "Jesús Nazareno, Rey de los judíos" en griego, latín y hebreo. Después seguramente quedaría impactado con la súplica de Jesús: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"

Al igual que Simón de Cirene, me parece que todos los cristianos, nos encontramos un día de frente con la cruz de Cristo. Suele ser un dolor que traspasa la piel y el alma, intenso y potente; en ocasiones queremos negarlo, resistirlo con indiferencia. Pero finalmente nos damos cuenta que el dolor es fecundo y fructífero porque nos lleva a los pies de Cristo crucificado y su inmenso Amor nos acoge y nos abre la puerta hacia el crecimiento y la pureza.
Gabriela Mistral lo dice de la siguiente manera:

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?



Jesús mismo, había dicho: "si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cuz y sígame". Estas palabras a veces se cumplen forzadamente, cuando algún incidente nos coloca de cara al dolor y al sufrimiento; pero ese sufrimiento puede ser la puerta que nos lleve, frente a frente, al Cristo Salvador y Redentor.

¡Oh Señor, gracias porque cuando nos encontramos con la cruz,
nos encontramos contigo!

Imagen: "Jesús cae bajo la cruz"
Gustave Dore


El poema competo de Gabriela Mistral
lo puedes encontrar en: "Al Cristo del Calvario"


El relato del encuentro de Simón de Cirene
y la Crucifixión, lo puedes leer en San Mateo 27: 32- 44


1 comentario:

Clarissa Rodriguez dijo...

Dietrich Bonhoeffer escribió:
"dicha y desdicha,
...
Solo el tiempo las separa.
Cuando el acontecimiento
súbito y de inconcebible conmoción,
se convierte en fatigosa y torturante duración,
cuando las horas del día, en su lento avanzar,
llegan a descubrirnos la auténtica faz de la desdicha,
entonces, casi todos los hombres,
hartos de la monotonía
de la desdicha ya conocida,
se apartan desengañados y aburridos"

(de "Resistencia y sumisión")

Nos cuesta,(me cuesta) comprender que sin cruz no hay Resurrección...

Jesús lo dijo de otra manera:
"si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto"

¡Bendita cruz, la de Jesús!

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