miércoles, 14 de marzo de 2012

En libertad



Nuestra alma escapó cual ave
del lazo de los cazadores;
se rompió el lazo
y escapamos nosotros.
Salmo 124: 7


Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores Los cazadores saben como cazar las aves, conocen sus puntos débiles. Algunas caen por curiosidad, otras seducidas por alguna golosina, también el hambre las hace caer. Una vez en la trampa, por muchos esfuerzos que haga el ave,  ya no podrá salir. 
El gran enemigo de nuestra alma también conoce nuestros puntos débiles y tiene sus métodos para entramparnos. Los peligros a que nos vemos enfrentados los creyentes no son imaginarios; los encontramos en la vida cotidiana y muchas veces tenemos que lamentar los estragos que causan en nuestro corazón.

Se rompió el lazo. Feliz  el pájaro que tiene un libertador y puede volver a volar. Así también el alma cuyo Señor la ha liberado. En el gran universo de Dios "cerca de sus altares" nuestra alma es libre y feliz, como una pequeña ave en libertad disfrutando de la bondad del Creador y Guardador.

¡El lazo del cazador ha sido roto - y nosotros hemos escapado! 


pintura: Frederick Carl Frieseke

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