sábado, 24 de marzo de 2012

La Bienaventuranza



¡Bendígate Jehová desde Sión,
y que veas el bien de Jerusalén
todos los días de tu vida
Salmo 128: 5


Bendígate Jehová desde Sión. Cualquier cristiano, Hijo de Dios, puede acceder a esta bendición, la bendición del Dios Eterno.
Además es una bendición específica: que veas el bien de Jerusalén, es la prosperidad de lo propio, del terruño; todos los días de tu vida, es desde ahora y para siempre. 
¿Puede haber mayor bendición que ser testigos, tener plena conciencia, de los dones de amor de nuestro Dios?  Él prospera nuestros asuntos cotidianos; provee de bienestar a los seres que amamos, a nuestra familia y completa nuestra íntima paz.


Esta es la bendición preparada para "todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos" (así comienza este Salmo).
-¿Quien lo garantiza?- La fidelidad eterna de Dios.


¡Oh Señor, Gracias por tus promesas de amor!

Dedico, especialmente, esta oración a Carolina y Guillermo
que hoy emprenden la vida como matrimonio.

pintura de Steve Hanks

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