Que entone mi lengua
un cántico a tu Palabra,
pues todos tus mandamientos
son justos.
Salmo 119: 172
Todo lo que se diga de la Palabra de Dios siempre será insuficiente para expresar su riqueza que es inagotable. Me refiero específicamente a las Sagradas Escrituras. El Apóstol San Pablo escribiendo a Timoteo, dice:
"Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar,
para reprender, para corregir y
para instruir en la justicia"
(2 Tim. 3:16).
Cuando Dios entregó su Palabra escrita a los hombre, a través de Moisés, en los 10 Mandamientos, también dijo:
"Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.
Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas
cuando estés en tu casa
cuando estés en tu casa
y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte.
Átalas a tu mano como un signo,
y que estén como una marca sobre tu frente.
Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes"
Deut. 6: 6-9
Mucho tiempo ha pasado desde que se escribió la Palabra de Dios. Quizás ningún libro ha sido tan elogiado, consultado y admirado; pero también ninguno ha sufrido tantos ataques y de tantas maneras. Tener la Palabra de Dios, hoy, escrita, distribuida y difundida de tantas maneras, es una bendición que merece ser reconocida. Ella sigue dándonos consuelo, inspiración, fortaleza, disciplina, enseñándonos día a día los misterios del Amor de Dios, su grandeza, poderío y santidad. Por eso nos unimos al salmista para decir:
Que entone mi lengua
un cántico a tu Palabra,
pues todos tus mandamientos
son justos.
Pintura: Edmund C. Tarbell
(intervenida con un poema escrito a máquina antigua)
1 comentario:
Me encanta el Salmo 119..... por lo descriptivo que es. Muchas ideas sobre el efecto de la PALABRA DE DIOS. Felices los lectores de Salmos. !!!!!
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