Sean mi protección la
integridad y la rectitud,
porque en Tí he puesto mi
esperanza.
Salmo 25: 21
Integridad y rectitud van de la mano. Representan el bien moral y en el sentido bíblico significan mucho más que la mera conducta aprendida porque implican: limpieza, pureza, honradez y justicia. Es mucho más que abtenerse de mentir o de robar o de engañar. Una persona íntegra y recta es alguien en quien se puede confiar.
Las personas íntegras son sencillas en su conducta; no esconden lo que están haciendo y son consecuentes con sus dichos y su manera de pensar y hablar. Son personas "en cuyo espíritu no hay engaño" (Salmo 32:2).
Las personas que caminan en integridad y rectitud se reconocen porque aman "todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre..." (Filipenses 4:8)
En nuestra naturaleza humana, tan finita y pecaminosa, me parece que no podríamos dar pasos en integridad y rectitud si nuestros ojos no estuviesen puestos en el Señor. Sólo en Él podemos abrazar "todo lo verdadero" y todo lo que "es digno de alabanza". Para el Señor somos apartados "para alabanza de su gloria", cuando nos rendimos con humildad a su santa soberanía; cuando permitimos que su Palabra de Verdad llene nuestra alma y todo nuestro ser. De este modo nuestra conducta será limpia, no por un esfuerzo de la voluntad, sino como consecuencia de un corazón limpio que sólo puede actuar, pensar, hacer y amar con íntegridad y rectitud.
¡Oh Señor ayúdanos a hacer de
Las personas íntegras son sencillas en su conducta; no esconden lo que están haciendo y son consecuentes con sus dichos y su manera de pensar y hablar. Son personas "en cuyo espíritu no hay engaño" (Salmo 32:2).
Las personas que caminan en integridad y rectitud se reconocen porque aman "todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre..." (Filipenses 4:8)
En nuestra naturaleza humana, tan finita y pecaminosa, me parece que no podríamos dar pasos en integridad y rectitud si nuestros ojos no estuviesen puestos en el Señor. Sólo en Él podemos abrazar "todo lo verdadero" y todo lo que "es digno de alabanza". Para el Señor somos apartados "para alabanza de su gloria", cuando nos rendimos con humildad a su santa soberanía; cuando permitimos que su Palabra de Verdad llene nuestra alma y todo nuestro ser. De este modo nuestra conducta será limpia, no por un esfuerzo de la voluntad, sino como consecuencia de un corazón limpio que sólo puede actuar, pensar, hacer y amar con íntegridad y rectitud.
¡Oh Señor ayúdanos a hacer de
la integridad y la rectitud nuestra manera de vivir
porque en Tí hemos puesto nuestra esperanza!
Pintura: José Miguel Román Frances
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