sábado, 26 de octubre de 2013

Palabra de vida



Que entone mi lengua
un cántico a tu Palabra,
pues todos tus mandamientos
son justos.
Salmo 119: 172

Todo lo que se diga de la Palabra de Dios siempre será insuficiente para expresar su riqueza que es inagotable. Me refiero específicamente a las Sagradas Escrituras. El Apóstol San Pablo escribiendo a Timoteo, dice: 
"Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, 
para reprender, para corregir y 
para instruir en la justicia
(2 Tim. 3:16).

Cuando Dios entregó su Palabra escrita a los hombre, a través de Moisés, en los 10 Mandamientos, también dijo: 
"Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. 
Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas 
cuando estés en tu casa 
y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. 
Átalas a tu mano como un signo, 
y que estén como una marca sobre tu frente. 
Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes
Deut. 6: 6-9

Mucho tiempo ha pasado desde que se escribió la Palabra de Dios. Quizás ningún libro ha sido tan elogiado, consultado y admirado; pero también ninguno ha sufrido tantos ataques y de tantas maneras. Tener la Palabra de Dios, hoy, escrita, distribuida  y difundida de tantas maneras, es una bendición que merece ser reconocida. Ella sigue dándonos consuelo, inspiración, fortaleza, disciplina, enseñándonos día a día los misterios del Amor de Dios, su grandeza, poderío y santidad. Por eso nos unimos al salmista para decir:

Que entone mi lengua
un cántico a tu Palabra,
pues todos tus mandamientos
son justos.

Pintura: Edmund C. Tarbell 
(intervenida con un poema escrito a máquina antigua)

1 comentario:

Roberto Rodríguez dijo...

Me encanta el Salmo 119..... por lo descriptivo que es. Muchas ideas sobre el efecto de la PALABRA DE DIOS. Felices los lectores de Salmos. !!!!!

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