viernes, 11 de octubre de 2013

Con acción de gracias




Entrad por sus puertas
con acción de gracias
por sus atrios con alabanza
Dadle gracias, bendecid su nombre
Salmo 100:4

Cuando somos bendecidos por el Señor recibimos todo tipo de ayuda, somos fortalecidos y nos invade un sentimiento de bienestar. Si Dios es la fuente de toda bendición y de Él proviene el bien supremo, podría resultar extraño que el salmista nos diga que debemos bendecir su nombre.
Es verdad que nada de lo que hagamos o digamos puede alterar la naturaleza o el ser de Dios, porque Él es perfecto en si mismo, eterno, pleno e inagotable en bondad y Amor.
 Cuando bendecimos su nombre, lo que hacemos es ofrecerle nuestra gratitud; exaltamos su santo nombre como una expresión gozosa de reconocimiento por todo lo que de Él recibimos.

Cada día al cruzar el umbral que divide el reposo de la actividad, cuando nos levantamos para comenzar un nuevo día, podemos acudir a nuestro santuario espiritual y "quemar" nuestra ofrenda sobre "los leños" que disponemos para su altar, alli, con todo nuestro corazón, con acción de gracias... con alabanzas... bendecimos su santo nombre.


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