jueves, 3 de octubre de 2013

Alabanza continua




Desde la salida del sol
hasta su ocaso,
sea alabado 
el nombre 
del Señor
Salmo 113: 3

Desde la salida del sol hasta su ocaso. Esta frase describe un día completo, pero también puede describir una vida completa. El salmista nos invita a mantener nuestra alabanza a Dios en forma continua, dedicándole nuestro primer pensamiento y también el último aliento de vida; haciendo cada vez más consciente, en nuestro mundo cotidiano, la grandeza de nuestro santo Dios.

Podemos iniciar el día con una palabra de gratitud a Dios por todas las posibilidades que se abren delante de nuestros ojos, con el regalo de la vida. Lo invitamos a nuestra mesa espiritual para recibir el alimento que nuestra alma necesita. Nos encomendamos a su santo cuidado y protección. Bendecimos a los que nos rodean con el amor que el Espíritu de Dios ha puesto en nuestros corazones, para nuestro prójimo, nuestra familia y los que nos rodean. Le dedicamos el trabajo de nuestras manos como una ofrenda. Finalmente en la quietud de la noche dejamos que nuestra alma se aquiete y nos entregamos al reposo sabiendo que:
de día mandará el señor su misericordia
y de noche su cántico estará conmigo
(Salmo 42:8)

Desde mi punto de vista que sea alabado el nombre del Señor, significa mucho más que pronunciar palabras de alabanza para Él. Glorificamos su nombre cuando confiamos en su protección, cuando pedimos su ayuda y dirección y cuando le entregamos nuestras inquietudes sabiendo que existe un tiempo santo de Dios para todo y para todos.

Hay un viejo proverbio ruso que dice: "ora a Dios, pero rema hacia la orilla". Me parece que el salmo de hoy nos desafía a convertir nuestra oración y alabanza a Dios en acciones prácticas, que saturen nuestros días y nuestra vida del Amor y la misericordia de Dios Todopoderoso, desde la salida del sol hasta su ocaso...


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