martes, 29 de octubre de 2013

Respuestas oportunas



Yo, Señor, espero en Tí;
Tú, Señor, y Dios mío,
serás quién responda.
Salmo 38: 15

A nuestro Padre Dios le podemos contar todo acerca de nuestros sentimientos. Podemos decirle cuán profunda es nuestra desesperación por nuestros pecados y errores, podemos contarle cuán fracasados nos sentimos, pero nada de esto nos puede hacer pensar que Él nos ha abandonado.

La gracia de Dios y su misericordia son nuestra esperanza cierta.
En este salmo de David, observamos cuánto desaliento llegó a sentir, pero aun así mantuvo su fe en Dios, sin permitirse un momento de duda o incredulidad. Por eso exclama:
Tú, Señor, y Dios mío,
serás quién responda.

Las respuestas de Dios pueden no estar en conformidad con nuestros deseos, pueden tardar más de lo que nos gustaría; pero siempre serán bendiciones espirituales. En el tiempo de Dios, Él siempre responde. 
De mi experiencia personal he aprendido que cuando le pido algo a Dios, lo mejor es esperar su respuesta sin tomar decisiones, sin precipitarse, en quietud, caminando de su mano, paso a paso y ... esperar... porque la respuesta llegará sin falta.

Oh Señor, concédenos tener esa clase de confianza que
espera en tu gran Amor. Sabiendo que 
cuando hablas, hablas por Amor 
y que cuando callas, 
callas por Amor.

Fotografía: LinderRox

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