domingo, 30 de octubre de 2011

Quien me diera alas



Y dije: "¡Quien me diera alas 
como de paloma!
Volaría yo y descansaría.
Ciertamente huiría lejos;
moraría en el desierto.
Me apresuraría a escapar
del viento borrascoso,
de la tempestad"
Salmo 55:6-8

En este verso David muestra el temor que hay en su corazón. Un sentimiento que nace de la amenaza externa, de la que él quiere huir; convertirse en paloma. Recordemos que para el pueblo de Israel la paloma es muy conocida. Una paloma asustada huirá;  rápidamente emprenderá el vuelo y su capacidad de elevarse a las alturas le permitirá sobrepasar cualquier obstáculo.

El proceso de descansar en Dios de nuestros temores, comienza cuando somos capaces de expresarlos honestamente en oración. Sólo entonces Él transformará este sentimiento que nos hace desear huir, en certeza, en descanso, en esperanza y confianza plena;
esto es paz duradera.
Dios lo ha hecho en el pasado y hoy sigue actuando del mismo modo.

David termina este Salmo diciendo: "Pero yo en Tí confiaré"


"Oh, that I had wings like a dove! For then would I fly away, and be at rest"
Lord Frederic Leighton

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