miércoles, 15 de enero de 2014

Trabajo y descanso

Si el Señor no edifica la casa,
en vano se esfuerzan los albañiles.
Si el Señor no cuida la ciudad,
en vano hacen guardia los vigilantes.


En vano madrugan ustedes,
y se acuestan muy tarde,
para comer un pan de fatigas,
porque Dios concede el sueño a sus amados.
Salmo 127:1,2



Si el Señor no edifica la casa,
en vano se esfuerzan los albañiles.

Este cántico parece contener las semillas gloriosas de un trabajo fructífero. Lleva implícita la bendición de Dios para los que someten todas sus acciones a la aprobación de Dios Todopoderoso.

Es un canto que lleva consigo el ritmo  del corazón humano que palpita en cada proyecto, sueño, tarea o actividad que emprende a la sombra del Omnipotente. En ese ir y venir, Dios, no solamente concede el sueño a sus amados, sino que además edifica la casa y cuida la ciudad.

El ritmo del que nos habla el salmista es el mismo que estableció Dios, cuando trabajó en la creación del universo. Trabajó y luego descansó y todo era bueno. Comprender y respetar ese ritmo es también un modo de honrar a Dios, que es el dueño absoluto de todo lo que existe.

Hay quienes han visto en este salmo la excusa perfecta para "dejar que las cosas ocurran", sin involucrarse demasiado, asumiendo una actitud pasiva "mirando los lirios..." (cf.: Evangelio San Mateo 6:28).
Desde mi punto de vista, el trabajo es una bendición que dignifica al ser humano y lo coloca en el escenario donde Dios mismo sigue trabajando. Pero el salmista nos advierte en relación con el trabajo obsesivo que poco a poco se va convirtiendo en un fin en si mismo.
El trabajo que es reducido a las dimensiones de nuestro ego y control nos separa de Dios, y lo que es más triste, se convierte en un pan de fatiga.

Necesitamos sabiduría del cielo para comprender que:
Si el Señor no edifica la casa,
en vano se esfuerzan los albañiles.


*****   *****   *****

Afilando el hacha - cuento
Los afanes y ansiedades de la vida cotidiana, en ocasiones nos atrapan y dejamos de lado el tiempo para adorar a Dios, el tiempo para recibir su instrucción, corrección y bendición. Te dejo este breve cuento para ilustrar esta idea. 

En cierta ocasión, un hombre joven llegó a un campo de leñadores, ubicado en la montaña, con el propósito de obtener trabajo. Durante su primer día de labores trabajó arduamente y como resultado, taló muchos árboles. El segundo día, trabajó tanto como el primero, pero su producción, fue escasamente la mitad del primer día. Al tercer día, se propuso mejorar su producción. Golpeó con furia el hacha contra los árboles, pero los resultados fueron nulos. 
Al ver el capataz el escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:
"-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?"
El joven respondió: "-Realmente no he tenido tiempo de hacerlo, he estado demasiado ocupado cortando árboles".

4 comentarios:

Rosa dijo...

Hoy ha sido un día duro, estoy triste, raramente lo estoy, pero hoy sí. El trabajo es una bendición, es verdad, y hoy me he encontrado a una persona deshecha, sin fuerzas para salir adelante, queriendo tirar todo por la borda, sin esperanza...qué difícil es, a veces, la enseñanza... hoy necesito rezar más, y afilar el hacha para que Dios nos ayude a los dos mañana, que pueda ser la mano amiga que este chico necesita para no abandonarse...es una situación muy dura por la que está pasando...que Dios nos ayude a los dos...me impresionó tanto verle, llorando, abrazado a mí...es el Señor quien edifica, solo debo confiar en Él...seguro que mañana (si Dios quiere), hay luz...

Un beso. Mil gracias, querida amiga. Voy a rezar el Rosario...

Clarissa Rodriguez dijo...

Querida amiga, a diario nos encontramos con situaciones difíciles que tenemos que aprender a llevar a los pies del Señor.
Piensa que si tú, siendo un ser humano, te has conmovido, cuánto más Dios mismo, como Padre, siente compasión por sus criaturas.

Descansar en la misericordia del Señor, es algo que se aprende. Lo natural es creer que nosotros mismos resolveremos los conflictos "con la yuda de Dios" .
La verdad es otra. Dios es quien tiene todo el poder y todos los recursos necesarios y aun en nuestros días, actua sobrenaturalmente. Nosotros solo podemos acompañar, interceder,y esperar con fe en el Señor.

Te acompañaré con una plegaria. Rogaré para que Dios Todopoderoso renueve tus fuerzas y tu alegría.

Un gran gran abrazo, querida amiga


Rosa dijo...

Así es, somos instrumentos en las manos de Dios. No debemos agobiarnos, porque Él sabe todo.

Después de la oración, la tristeza se desvaneció. El chico está mejor. Es verdad, Clarissa, nosotros solo podemos acompañar, interceder y esperar con fe. Me agobié, sin necesidad. Al leer el salmo, salió "lo natural", que es, precisamente, lo "no natural". La oración nos clarifica y nos devuelve la alegría, la paz...

Un beso, querida amiga. Muchas gracias.
Desde España hasta Chile, tan lejos en la distancia y tan cerca...¡un besazo!

Clarissa Rodriguez dijo...

Es una verdadera alegría; una bendición; saber que podemos compartir estas experiencias de vida, por la gracia de Dios, aun a la distancia.

Para el Espíritu de Dios no hay barreras ni fronteras. Él es quien nos sustenta y nos reconforta.

Un gran gran abrazo

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...