martes, 19 de febrero de 2013

Único y santo Dios



No hay santo como Jehová;
porque no hay nadie fuera de ti
ni refugio como el Dios nuestro
Libro primero de Samuel  2: 2

Estas palabras las tomé del libro primero del Profeta Samuel y son parte del canto de Ana, la madre del Profeta y Juez de Israel. La historia de Ana es muy conmovedora porque se trata de una mujer que sufre por no tener hijos en una época en que esto constituía una desdicha y una afrenta. Su oración representa el clamor íntimo, la súplica del alma que ve en Dios el único recurso posible ante un dolor que se vive en soledad. Es tan grande la fe de Ana que ora con perseverancia, sabiendo que está pidiendo un milagro.
Dios le concede ese hijo tan deseado y ella 
lo dedica al servicio de Dios.

 Las expresiones de gratitud de Ana son 
semejantes a las del salmo 16:
Oh alma mía, dijiste a Jehová
-Tú eres mi Señor;
no hay para mi bien fuera de ti
Salmo 16: 2

El canto de Ana ha quedado registrado en la Biblia para bendición de quienes lo leen, (lo leemos), porque la alabanza a Dios tiene un sentido de eternidad que tal vez no alcanzamos a dimensionar.  No hay otro Dios como nuestro Dios. Lo dijo Ana y lo han dicho hombres y mujeres de todas las épocas. No es religiosidad; es la certeza que proviene de la vivencia, de la fe puesta en acción y sellada con respuestas concretas de un Dios vivo, 
que se compadece de sus hijos.

¡Oh Dios, pongo delante de ti mi oración!
¡estoy confiando en tu santo amor!


Pintura: Scott Burdick

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