martes, 30 de octubre de 2012

La fuerza verdadera



Vano para salvarse es el caballo;
la grandeza de su fuerza
a nadie podrá librar.
Salmo 33: 17

Cuentan que fue James Watt, el matemático e ingeniero escoses, quien en 1782 ideó una medida que llamó "caballo de fuerza", mientras trabajaba en minas de carbón. Su pensamiento inquieto, curiosidad y capacidad de observación lo llevaron a preguntarse cuánta fuerza debía realizar un caballo para movilizar una determinada cantidad de carbón, y lo pensó en términos de rendimiento.

Mucho antes de Watt, en tiempos del salmista (recordemos que los Salmos se encuentran en el Antiguo Testamento, lo cual quiere decir que se escribieron antes del nacimiento de Jesús), ya el caballo brillaba por su nobleza y su potente fuerza. En el campo de batalla el caballo podía significar una  superioridad importante. 

Pero no hay fuerza humana, natural o animal que pueda compararse a lo que Dios puede hacer. Su pronto rescate, su misericordia y su poder están en un plano ilimitado e infinito, imposible de medir.

Recordemos las palabras de Jesús que dice en el Evangelio según San Marcos: "porque todas las cosas son posibles para Dios". Él es la fuerza verdadera.


Pintura: Giorgio Chirico
Grecia
1888 - 1978


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