Pero a mi, afligido y miserable,
tu salvación, Dios,
me ponga en alto.
Salmo 69: 29
Cuando estamos afligidos comenzamos a bajar la mirada, el pesimismo se apodera de nuestro ánimo y es como una espiral que nos puede llevar a las profundidades de la tristeza y la desesperanza. Dios nos ofrece un rescate precioso, cuando alzamos la mirada. Su mano de amor nos levanta abriendo nuestro horizonte, permitiéndonos acceder a las riquezas de su gloria, aun en nuestra contingencia diaria.
La oración del salmista revela una opción, una súplica y también la confianza necesaria para dar espacio a lo que Dios puede y desea hacer a nuestro favor. Esta idea está expresada en la frase "Pero a mi... tu salvación, Dios, me ponga en alto", que es como decir: -he decidido confiar en mi Dios.
¡Gracias Señor, por tu rescate maravilloso!
Pintura: Adriana Araya Schanake
destacada pintora chilena naif
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