domingo, 2 de septiembre de 2012

Alegría



En Jehová se gloriará mi alma;
lo oirán los mansos y se alegrarán
Salmo 34:  2

Tenemos muchas razones para alegrarnos con santo regocijo, con una alegría exultante que tiene eco en los cielos. Nuestro gozo está sujeto en la misericordia de Dios y es un sentimiento un poco más profundo, por sobre la contingencia diaria; está en la base de nuestras emociones, recordándonos nuestra calidad de Hijos amados. 

Es un hecho que sólo quienes comparten nuestra fe en Dios, pueden comprender que aun en los días difíciles, mantengamos nuestro regocijo.

Nuestro gozo tiene reflejos de la gloria de Dios cuando somos capaces de ver que cada día, nuestro Señor, nos regala sus dones de amor: un encuentro, una oración contestada, un rayo de sol en el ventana, los brotes verdes que anuncian la primavera, un descanso reparador, el sosiego de la meditación, en fin; una lista tan personal y única, como lo es nuestra relación con Dios.

Añañuca
Tere Ortuzar
pintora chilena, nacida en 1952

2 comentarios:

Quartier Latin dijo...

Me ha recordado al canto del Magnificat, la alabanza de la Virgen María por ser elegida como Madre de Dios. Ella, María, sí que es alegría para los cristianos.
Gracias por la entrada.
¡Saludos!

Clarissa Rodriguez dijo...

Si, efectivamente hay cierta semejanza con el canto de la Bendita Virgen María, cuando ella expresa su regocijo ante Dios, un gozo que tiene eco de gloria y de eternidad.
También ella es ejemplo de mansedumbre y humildad, ella "guardaba todas las cosas, meditándolas en su corazón".

Gracias Quartier Latin por la visita y tu comentario.

Un abrazo

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