Defiéndeme, y estaré a salvo;
siempre optaré por tus
decretos.
Salmo 119: 117
Defiéndeme, y estaré a salvo. Ningún lugar es tan seguro como estar al lado del Señor. No es un lugar físico, es el Espíritu de Dios quien nos da la íntima seguridad que necesitamos. El Señor es nuestro refugio, la roca de nuestra fortaleza.
Depositar toda nuestra confianza en el Señor es la mayor expresión de fe y amor a Dios.
Siempre optaré por tus decretos. En esta declaración hay mucho de voluntad y disciplina. Me parece que puede haber más de una razón para que el salmista llegue a esta determinación: por una parte el deleite que significa encontrar alimento espiritual en los decretos del Señor, luego, la satisfacción y el gozo de agradar a Dios y también el apoyo que significa el marco moral que proveen los mandamientos del Señor.
En el mundo antiguo, las personas buscaban dioses, cosas u objetos, para llenar su necesidad espiritual y calmar sus temores. Hoy aquellas cosas han sido reemplazadas por motivaciones u opciones. Muchos cifran su seguridad en un buen trabajo, en un status, buscando poder o solvencia económica.
Nosotros hoy, continuamos creyendo que sólo cuando el Señor nos defiende y nos protege, solo entonces estamos a salvo; nuestra alma está en serena quietud.
¡Oh Señor, Tu eres nuestra única opción!
¡Gracias por la seguridad que nos das!
Defiéndeme, y estaré a salvo. Ningún lugar es tan seguro como estar al lado del Señor. No es un lugar físico, es el Espíritu de Dios quien nos da la íntima seguridad que necesitamos. El Señor es nuestro refugio, la roca de nuestra fortaleza.
Depositar toda nuestra confianza en el Señor es la mayor expresión de fe y amor a Dios.
Siempre optaré por tus decretos. En esta declaración hay mucho de voluntad y disciplina. Me parece que puede haber más de una razón para que el salmista llegue a esta determinación: por una parte el deleite que significa encontrar alimento espiritual en los decretos del Señor, luego, la satisfacción y el gozo de agradar a Dios y también el apoyo que significa el marco moral que proveen los mandamientos del Señor.
En el mundo antiguo, las personas buscaban dioses, cosas u objetos, para llenar su necesidad espiritual y calmar sus temores. Hoy aquellas cosas han sido reemplazadas por motivaciones u opciones. Muchos cifran su seguridad en un buen trabajo, en un status, buscando poder o solvencia económica.
Nosotros hoy, continuamos creyendo que sólo cuando el Señor nos defiende y nos protege, solo entonces estamos a salvo; nuestra alma está en serena quietud.
¡Oh Señor, Tu eres nuestra única opción!
¡Gracias por la seguridad que nos das!
Pintura: Dennis Perrin
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