Pero el Señor cuida de los que le
temen
de los que esperan en su gran Amor
Salmo 33: 18
Cuando el salmista habla del "temor de Dios" se está refiriendo al temor santo que sobreviene cuando vislumbramos la grandeza, y la gloria de Dios; el poder y la soberanía que nos enseña su Palabra.
En nuestra sociedad contemporánea, es frecuente ver cómo se critica a las autoridades, lo vemos en los medios de comunicación; fuertes reclamos y ataques que ridiculizan a los líderes y exaltan a los que parecen tener "ideas propias".
Esta atmósfera, me parece que ha permeado nuestra actitud ante Dios. Hemos ido construyendo una imagen de Dios limitada y reducida a nuestros propios niveles de simplicidad humana.
En la antigüedad, se usaba el nombre Jehová o Yahvé para significar "el Dios único y verdadero que existe" y era tanta la reverencia con que se dirigían a Él que, si debían escribir este nombre, omitían intencionalmente las vocales, para señalar que debido a lo sagrado y santo del nombre, ningún hombre era digno de pronunciarlo.
Hay que reconocer que es mucho más agradable hablar del Amor y la misericordia de Dios. Pero es necesario recordar y tener muy presente que sin reverencia y santo temor, no podemos realmente llegar a los fundamentos de la vida espiritual y la comunión con Dios. Tememos a Dios porque lo amamos y lo amamos porque tememos su santo nombre. ¿Qué es primero? - No lo se. Quizás algún día, mientras Él mismo nos guía en la construcción de estos fundamentos de nuestra casa espiritual, lleguemos a comprender con el corazón lo que la mente podría cuestionar.
Pero el Señor cuida de los que le temen
de los que esperan en su gran Amor
En este mismo salmo encontramos estas dulces palabras:
En Él se regocija nuestro corazón,
porque confiamos en su santo nombre
Pintura: David Mueller
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