Señor, quiero alabarte de todo
corazón,
y cantarte salmos
delante de los dioses.
Salmo 138: 1
Esta es una declaración apasionada, valiente, desafiante y gloriosa. Nada ni nadie puede silenciar la alabanza a Dios; una alabanza de todo corazón, con mucho sentimiento y emoción y al mismo tiempo con plena conciencia y entendimiento.
Hay momentos para alabar a Dios en silencio, en privado, con serena devoción y calma, pero también llega el tiempo de hablar, glorificar y exaltar a Dios en público, con valentía, decisión, firmeza y profunda convicción y fe.
Hay momentos para alabar a Dios en silencio, en privado, con serena devoción y calma, pero también llega el tiempo de hablar, glorificar y exaltar a Dios en público, con valentía, decisión, firmeza y profunda convicción y fe.
Me ha llamado la atención la frase "delante de los dioses". Es posible que se trate de autoridades, o de un contexto desafiante; lo que es cierto es que nuestro Dios es único, eterno, poderoso y digno de toda alabanza y adoración.
Ante quienes niegan o ponen en duda la existencia de Dios, ante controversias o discusiones, me parece que no somos llamados a "defender", o presentar argumentos o justificaciones. Me parece que lo que nos corresponde es alabar a Dios de todo corazón, con todas las fuerzas de nuestra alma, con toda nuestra vida, y cantarle salmos; este es nuestro testimonio de fe.
¡Oh Señor, que nada ni nadie nos impida
alabarte con todo el corazón!
alabarte con todo el corazón!
Pintura: Giorgione
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