Canten al Señor, ustedes sus fieles;
alaben su santo nombre.
Porque sólo un instante dura su enojo,
pero toda una vida su bondad.
Si por la noche hay llanto,
Por la mañana habrá gritos de
alegría
Salmo 30: 4, 5
La noche como un momento de oscuridad, en muchos casos puede significar el término de un ciclo, el fin sin esperanzas, donde todo se acaba. Cae la noche y trae su manto pesado lleno de temores; se magnifican las penas y el sueño o descanso nos abandona. Nos invade el abatimiento y las culpas. En esa oscuridad del alma, sólo la luz de bondad de nuestro Dios nos puede levantar.
El salmista comienza este Salmo diciendo "Te exaltaré, Señor, porque me levantaste". Con esa experiencia nos invita a cantar con gratitud, alivio y alegría. El Sol de justicia de nuestro Dios echa fuera a las tinieblas, así como la alegría echa fuera a la pena. Es como la luz de un nuevo día, que trae esperanza, nuevas fuerzas y nuevas oportunidades.
La bondad del Señor es infinita y su amor es eterno; con su ayuda podemos dejar atrás la oscuridad, y caminar guiados por su Luz bendita. El Profeta Isaías dice: "pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas; correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán."
Nuestra vida como cristianos está lejos de ser una línea siempre ascendente, creo que ni siquiera se parece a una línea recta. Cada día nos vemos enfrentados a dificultades, que nos hacen sentir rodeados de tinieblas, pero aún en ese estado podemos pedirle al Señor que su Luz se haga muy evidente. Él nos levanta y nos permite volver a empezar.
¡Gracias Señor, porque
La noche como un momento de oscuridad, en muchos casos puede significar el término de un ciclo, el fin sin esperanzas, donde todo se acaba. Cae la noche y trae su manto pesado lleno de temores; se magnifican las penas y el sueño o descanso nos abandona. Nos invade el abatimiento y las culpas. En esa oscuridad del alma, sólo la luz de bondad de nuestro Dios nos puede levantar.
El salmista comienza este Salmo diciendo "Te exaltaré, Señor, porque me levantaste". Con esa experiencia nos invita a cantar con gratitud, alivio y alegría. El Sol de justicia de nuestro Dios echa fuera a las tinieblas, así como la alegría echa fuera a la pena. Es como la luz de un nuevo día, que trae esperanza, nuevas fuerzas y nuevas oportunidades.
La bondad del Señor es infinita y su amor es eterno; con su ayuda podemos dejar atrás la oscuridad, y caminar guiados por su Luz bendita. El Profeta Isaías dice: "pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas; correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán."
Nuestra vida como cristianos está lejos de ser una línea siempre ascendente, creo que ni siquiera se parece a una línea recta. Cada día nos vemos enfrentados a dificultades, que nos hacen sentir rodeados de tinieblas, pero aún en ese estado podemos pedirle al Señor que su Luz se haga muy evidente. Él nos levanta y nos permite volver a empezar.
¡Gracias Señor, porque
Si por la noche hay llanto,
Por la mañana habrá gritos de
alegría!
Ilustración de Arian Armstrong
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