miércoles, 13 de noviembre de 2013

Momento para celebrar



Alégrese el corazón de los que buscan al Señor,
Buscad al Señor y su poder;
Buscad su rostro continuamente.
haced memoria de las maravillas que ha hecho,
de sus prodigios, y de los juicios de su boca
Primer libro de Crónicas 16: 11, 12

Este pasaje del Libro de Crónicas es parte del cántico de David en un momento especial de su reinado, cuando el Arca sagrada, que representaba la presencia de Dios, es llevada a la tienda especialmente levantada para recibirla.

David muestra en actitud y con absoluta claridad lo que estas líneas nos dicen:  Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. El relato bíblico dice que David danzó. Su alegría era completa, gloriosa, sobrepasando cualquier deber ceremonial, dejando de lado lo "políticamente correcto", fuera de los límites del "deber ser", para entregarse a la adoración en forma abierta: David danzó.
El no buscó el camino seguro para adorar a Dios, lo hizo con pasión, completamente entregado al júbilo de estar en 
la presencia de Dios.

No cabe duda de que para David todo era una continua oración a Dios: sus temores, sus dolores y aflicciones, su errores y fracasos y aun en el silencio de Dios, permanecía en un diálogo ininterrumpido, lleno de esperanza y devoción.

David nos desafía hoy a Buscar el rostro del Señor continuamente. Sin conformarnos con caminar en forma responsable y seria, como se haría en un ceremonial. El desafío de David es a tomar conciencia del Amor inmerecido que Dios nos entrega, cuya verdad nos abruma con una profunda, alocada y apasionada revelación que nos hace bailar con todo lo que somos, ante las maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca.

El Salmo 105 repite las palabras de David y dice:
Gloriaos en su santo nombre;
alégrese el corazón
de los que buscan al Señor
Salmo 105:3


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