Acércate a mi alma,
redímela
Salmo 69:18
Hay momentos en que lo único que necesitamos es saber que Dios está cerca. Ese pensamiento renueva nuestro ser por completo.
No basta el conocimiento intelectual que nos dice que Dios está en todo lugar, aunque es verdad. Lo que necesitamos es volver a la oración para escuchar aquellas frases que sabemos de memoria - "Yo estoy contigo..."
En medio de la oración Dios nos dice lo mismo, pero entonces algo cambia. Comienzan a tomar vida esas palabras: te guardaré, ... te defenderé,... te redimiré. La oración no nos enseña algo nuevo, más bien nos trae certezas y seguridad. La más completa seguridad porque Dios no cambia, tal como sus promesas siguen teniendo la misma vigencia y significado. Nuestra vida puede tomar distintas direcciones, porque está en constante movimiento, es dinámica y cambiante; pero Dios sigue siendo el mismo y su Palabra permanece inalterable. En nuestras súplicas somos renovados.
La oración es el lugar y el momento donde nuestra fe se revitaliza y las promesas del Señor se cumplen.
¡Oh Señor, acércate a mi alma
y redímela!
Hay momentos en que lo único que necesitamos es saber que Dios está cerca. Ese pensamiento renueva nuestro ser por completo.
No basta el conocimiento intelectual que nos dice que Dios está en todo lugar, aunque es verdad. Lo que necesitamos es volver a la oración para escuchar aquellas frases que sabemos de memoria - "Yo estoy contigo..."
En medio de la oración Dios nos dice lo mismo, pero entonces algo cambia. Comienzan a tomar vida esas palabras: te guardaré, ... te defenderé,... te redimiré. La oración no nos enseña algo nuevo, más bien nos trae certezas y seguridad. La más completa seguridad porque Dios no cambia, tal como sus promesas siguen teniendo la misma vigencia y significado. Nuestra vida puede tomar distintas direcciones, porque está en constante movimiento, es dinámica y cambiante; pero Dios sigue siendo el mismo y su Palabra permanece inalterable. En nuestras súplicas somos renovados.
La oración es el lugar y el momento donde nuestra fe se revitaliza y las promesas del Señor se cumplen.
¡Oh Señor, acércate a mi alma
y redímela!
Pintura; Brian Kershisnik
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