Respóndeme pronto, oh Señor,
porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu rostro,
No venga yo a ser semejante a los que
descienden a la sepultura.
Salmo 143: 7
Una mezcla de miedo, vergüenza y esperanza es lo que hay detrás de esta súplica. David tiene absoluta conciencia de que merece el castigo de Dios por su pecado y sin embargo está dispuesto a aceptar el castigo, no así la ausencia de Dios o sentirse abandonado por Él. Por eso insiste en la súplica.
Sabemos que pecar es "errar en el blanco" y eso nos separa de Dios. Es sobrecogedor cómo David busca el perdón de Dios porque para él la ausencia de Dios es lo mismo que la muerte.
Hay un sincero arrepentimiento de David, buscando y llamando intensamente a la puerta del perdón de Dios; confiando completamente en la gran misericordia del Señor.
Felizmente para nosotros, Dios continua acogiendo el arrepentimiento sincero de sus hijos y continúa
ofreciéndonos su perdón.
Junto al salmista podemos decir:
Oh Señor, en Tí he puesto mi confianza
a Tí elevo mi alma
ofreciéndonos su perdón.
Junto al salmista podemos decir:
Oh Señor, en Tí he puesto mi confianza
a Tí elevo mi alma
Pintura: George Elgar Hicks
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