¡Aleluya!
¡Alabado sea el Señor!
Alabaré al Señor con todo
el corazón
Salmo 111:1
¡Aleluya! Una vez más el salmista nos sorprende con esta expresión de suprema alabanza a Dios: ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Continua con un diálogo interno, como animándose a si mismo: Alabaré al Señor con todo el corazón
Uno podría preguntarse ¿por qué dice tan enfáticamente "con todo el corazón"... se puede alabar a Dios sin comprometer todo nuestro corazón?
Con todo me parece que significa no sólo sin reservas, sino con pasión, con decisión, voluntad, entusiasmo y determinación. Pero también significa, plenamente consciente de aquellas limitaciones que en ocasiones nos llevan a entregar una alabanza sólo "ritual", marcada por el cansancio, con notas de debilidad, con des-ánimo y hasta con tristeza.
Me parece que hoy el salimista nos desafía con su ¡Aleluya!
Nos anima a revitalizar nuestra alabanza con todo el corazón. Tal como Dios mecere ser alabado y de la manera que Él espera que sus hijos lo hagan.
Alabar a Dios con todo el corazón es llenarnos de gratitud para afrecer a Dios una alabanza consciente "sin olvidar ninguno de sus beneficios". Con la pasión de vivir un nuevo día, en plenitud de gozo y esperanza en su gran poder y misericordia
Te alabo, Señor, mi Dios
¡con todo mi corazón!
Foto: Gregorius Suhartoyo
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