Porque Él habló y todo fue creado;
dió una orden, y todo quedó firme.
Salmo33: 9
Cuando me encuentro con la verdad de la creación de Dios, en el texto bíblico, vuelvo a preguntarme por el valor de las palabras: Porque Él habló y todo fue creado.
Esa dimensión santa de las palabras es la que no alcanza nuestro lenguaje cotidiano y entonces me pregunto - ¿Cómo podrían expresar todo lo divino esos vasos imperfectos y quebradizos que son nuestras vocales y consonantes?
Cuando Dios habla, todo queda en orden, todo queda firme. Es una voz llena de autoridad, una voz viva que tiene una dimensión santa y eterna. Esa es la importancia de prestar atención a lo que Dios nos dice cuando estamos en comunión con Él, cuando oramos, cuando leemos las Sagradas Escrituras.
Encontrarnos con la Palabra creadora de Dios es, por ejemplo, mirar las estrellas pero escuchar al Creador de las estrellas; presentar nuestras suplicar pero dar espacio y tiempo para que la voz del Señor comience a resonar y devuelva el orden y la firmeza a nuestra vida. Sabemos que Dios continua hablando con poder y autoridad, en nuestros días.
¡Gracias Señor por Tu Palabra llena de santa autoridad!
Pintura: Steve Harris
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