Mis ojos están puestos
siempre en el Señor,
pues sólo Él puede sacarme
de la trampa.
Salmo 25: 15
Que importante es tener conciencia de donde ponemos nuestros ojos, en quien fijamos la mirada. Todos sabemos lo engañoso que pueden llegar a ser los ojos humanos. Por una parte no toleran la vigilia permanente; necesitan descansar y dormir, pero además perciben de manera errática, dependiendo de la distancia, según la luz disponible y hasta según los pre-juicios y/o paradigmas que sustentamos. Un ejemplo de esta última característica de nuestros ojos, queda expresada en los trabajos del pintor holandés M. C. Escher, con sus juegos de forma y fondo y la representación gráfica de espacios paradójicos e imposibles.
El salmista conoce los engaños y trampas escondidos en nuestra visión defectuosa que finalmente, nos pueden hacer caer en errores de consecuencias fatales y eternas.
¡Oh Señor, quiero que mis ojos estén
puestos siempre en Ti!
Pintura: M. C. Escher
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