Cantad salmos a Jehová,
porque ha hecho cosas
magníficas;
sea sabido esto
por toda la tierra.
Libro de Isaías 12: 5
Cantar salmos al Señor es una expresión de adoración universal. Es poesía con toda la gama de emociones humanas, expresadas con mucha sinceridad. El canto de alabanza a Dios es también gratitud, alegría y libertad.
Las palabras del profeta Isaías, como muchas de sus profesías, se siguen cumpliendo hoy. Alrededor de todo el mundo se cantan salmos para adorar y alabar a nuestro Dios. Puede ser en un idioma distinto, pero existe una unidad de sentimiento y espíritu a la hora de cantar las maravillas del Señor; porque cada vez que alguien canta un salmo, se apropia de las palabras, comprende la poesía sublime que subyace en sus versos, se identifica con el estado de ánimo con que fue escrito y le suma su propia alegría y esperanza. Esto es un canto universal. Esta es la manera como la alabanza a Dios adquiere su carácter y resonancia eterna.
Me parece que Isaías nos desafía a cantar en forma tan potente que nuestro canto tenga ese eco que sea sabido por toda la tierra.
La próxima vez que te dispongas a elevar una canción de gratitud a Dios, piensa en los millones de creyentes, sin "etiqueta" alguna, que están haciendo lo mismo, con fe y devoción; unirnos en el Espíritu de Dios, a ese canto colectivo, puede revitalizar nuestro propio canto y nuestra propia voz para alcanzar una dimensión nueva y poderosa.
Las palabras del profeta Isaías, como muchas de sus profesías, se siguen cumpliendo hoy. Alrededor de todo el mundo se cantan salmos para adorar y alabar a nuestro Dios. Puede ser en un idioma distinto, pero existe una unidad de sentimiento y espíritu a la hora de cantar las maravillas del Señor; porque cada vez que alguien canta un salmo, se apropia de las palabras, comprende la poesía sublime que subyace en sus versos, se identifica con el estado de ánimo con que fue escrito y le suma su propia alegría y esperanza. Esto es un canto universal. Esta es la manera como la alabanza a Dios adquiere su carácter y resonancia eterna.
Me parece que Isaías nos desafía a cantar en forma tan potente que nuestro canto tenga ese eco que sea sabido por toda la tierra.
La próxima vez que te dispongas a elevar una canción de gratitud a Dios, piensa en los millones de creyentes, sin "etiqueta" alguna, que están haciendo lo mismo, con fe y devoción; unirnos en el Espíritu de Dios, a ese canto colectivo, puede revitalizar nuestro propio canto y nuestra propia voz para alcanzar una dimensión nueva y poderosa.
El salmo 100 comienza diciendo:
Cantad alegres a Dios
habitantes de toda la tierra
(Salmo 100: 1)
Oh Señor, recibe nuestra alabanza, hoy
Ilustración de Alessandro Gottardo
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