Pero a mi, que estoy enfermo
y afligido,
levántame, Dios mio,
y sálvame.
Salmo 69: 29
De nuestra triste condición, Dios tiene conocimiento. Enfermedad y aflicción son males frecuentes, que nos atacan en cualquier momento y deprimen nuestro ánimo.
El salmista nos muestra que podemos aprender a reconocer estos estados dentro de nosotros mismo, llevarlos a la presencia del Señor y obtener su "rescate". Pedir por nuestro ánimo nos llevará a recibir la fuerza que necesitamos, recorriendo el camino de la humildad y aceptando que el Señor es nuestra fortaleza. Él nos levanta y nos muestra su misericordia y su Amor, transformando nuestra enfermedad y aflicción en experiencias que revitalizarán nuestra fe
y nuestra comunión con Dios.
y nuestra comunión con Dios.
Pintura: José de Ribera
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